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Fomentan Cultura de la Paz y el perdón en San Luis Potosí

Como parte de las jornadas de actividades del programa “Mi Vida en un Mundo Más Amable”, se realizó este martes, en el Auditorio de la Facultad de Ingeniería de la UASLP, la conferencia “Hacia una cultura de paz a través del perdón y la reconciliación”, impartida por la Dra. Gabriela Bernal, de la Fundación Internacional para el Perdón y la Reconciliación.
“Mi Vida en un Mundo Más Amable” está organizado por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), a través de la División de Servicios Estudiantiles, con la finalidad de promover valores de sana convivencia, relaciones interpersonales exitosas y prevenir la violencia.
En entrevista, Gabriela Bernal especificó que su ponencia “va dirigida a la concientización y a la invitación para tomar parte, y ser multiplicadores de paz en México”, pues aseguró que en una sociedad como la nuestra, la paz solo se logrará a través de una cultura del perdón, que puede darse, resaltó en situaciones tan simples como cuando en el tráfico no nos conceden el paso y podemos continuar nuestro camino, sin tomar actitudes vengativas.
Blakely Morales. Pulsoslp.com.mx, San Luis Potosí, San Luis Potosí. 25/03/15

El perdón hará posible la sanación social del país: Bernal Wong
Porque las universidades no sólo deben educar en aspectos académicos, científicos y en materia de investigación, sino también en la alfabetización emocional, en la convivencia, en el sentimiento y en el manejo para construir convivencia de paz; es que se llevó a cabo en el auditorio de la Facultad de Ingeniería de la UASLP la conferencia: Hacia una Cultura de la Paz a través del Perdón y de la Reconciliación, impartida por Gabriela Bernal Wong, miembro de la Fundación para la Reconciliación en el Mundo y Coordinadora del Nodo de las Escuelas del Perdón y la Reconciliación.
La también maestra en nutrición, es especializada en salud pública dijo que los estudiantes tienen que aprender a perdonar, pues en cualquier circunstancia de la vida se puede tener una actitud positiva y de comprensión del otro, abordando su humanidad de una manera más profunda, convirtiéndose en constructores de paz.
Aseguró que desde una óptica superficial los seres humanos y las personas pueden considerarse más vulnerables al realizar el perdón, sin embargo dijo que es mucho más profundo y característico del ser humano, tener la capacidad de evitar el sentido de la venganza, pues en realidad el ejercicio del perdón es mucho más profundo.
Dijo que hay ejemplos maravillosos en el mundo como la figura del ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela, que perdono a los que realizaron la segregación en su país con el apartheid.
También está el ejemplo de Martín Luther King Jr. que logró la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos de Norte América. Por eso nuestro país la gente debe entender que al perdonar, no se quita la vulnerabilidad de quien ejerce la paz.
Por otro lado la especialista Gabriela Bernal Wong dijo que en México es necesario avanzar en un sistema que no solamente sea competencia, opresión o violación de los derechos, sino que debemos aprender a cuidar el mundo que nos rodea, reconstruir a través del ejercicio de la bondad, y no quiere decir que se permita el abuso hacia las personas, sino que se defenderán los derechos y se invita con otra mano a decir que nos debemos reconstruir.
"En este país lleno de violencia y de secuestros realizados por el crimen organizado, el perdonar puede ser una estrategia para comenzar a sanar, pues en muchos estados la violencia se siente a través de la sociedad que es tocada en lo más profundo de su ser, pues hay inseguridad, pérdida de confianza, y por ello a través de la pedagogía del perdón, podemos tener sociedades reconciliadas y con ello re construir la sociedad".
Plano Informativo.com. San Luis Potosí, San Luis Potosí, 25/03/15

Víctimas y victimarios

El cese del conflicto, que no es precisamente la paz, obliga a reconocer las consecuencias de la violencia. Nunca la violencia es aséptica, genera victimas y constituye victimarios. La paz se construye -entre otros varios elementos- asumiendo la totalidad de las consecuencias y responsabilidades que produjo el conflicto, ya que se trata de un hecho presente  y no un acontecimiento desligado de la acción de la generación presente. Cuando la Carta de la Paz afirma, con toda la razón, que no somos responsables de lo acontecido en el pasado, y específicamente con el pasado que no involucra a los actores existentes, invita a una reconciliación con los hechos ocurridos, sin negar los agravios, pero no convirtiéndolos en armas presentes contra hombre y mujeres ajenos a dichos hechos. Pero cuando el conflicto es actual y se busca la paz, no es posible negar el dolor de las víctimas y sus familiares, y la responsabilidad de quienes ejercieron la violencia contra sus prójimos, sin importar motivos políticos, sociales o ideológicos.
La guerra -llamémosla por su nombre- no es un hecho adjunto a otros de una posible cotidianidad regular, de una moralidad humanamente aceptable. Levinas lo afirma con lucidez al indicar que “El estado de guerra suspende la moral; despoja a las instituciones y obligaciones eternas de su eternidad y, por ·lo tanto, anula, en lo provisorio, los imperativos incondicionales. Proyecta su sombra por anticipado sobre los actos de los hombres. La guerra no se sitúa solamente como la más grande entre las pruebas que vive la moral. La convierte en irrisoria”. Por tanto, terminar con la guerra, en sí mismo, sin pretender construir la paz, ya es un hecho titánico, no sólo en las crónicas de un pueblo, si no en la substancialidad misma de los individuos y su ser social. Pero la paz demanda mucho más que el cese de los disparos. La guerra, tal como indiqué al inicio, constituye a unos en víctimas y otros en victimarios, los cuales en tanto cuales, siguen referidos al hecho de la violencia y ameritan ser redimidos de esa condición, si aspiramos a la paz.
La violencia “no consiste tanto en herir y aniquilar como en interrumpir la continuidad de las personas, en hacerles desempeñar papeles en los que ya no se encuentran, en hacerles traicionar, no solo compromisos, si no su propia sustancia; en la obligación de llevar a cabo actos que destruirán toda posibilidad de acto. Como en la guerra moderna, en toda guerra las armas se vuelven contra quien las detenta. Es imposible alejarse del orden que ella instaura.” Una victoria militar o su enmascaramiento en conflicto político, es una prolongación de la violencia misma y la imposibilidad de la paz. “La paz de los imperios salidos de la guerra se funda en la guerra. No devuelve a los seres alienados su identidad perdida. Para ello es necesario una relación original y originaria con el ser.” El cese de la violencia, en su sentido más honesto, y no como farsa, es un paso que ha de conmover todo el orden social y la vida de los individuos, ya que debe redefinir a todos los involucrados y obliga a crear nuevas estructuras para que la paz florezca.
¿Cómo cambian victimas, victimarios y la sociedad camino de la paz?
Toda víctima, sin importar si participó directamente en el conflicto o recibió su daño ajeno a la participación, merece ser reconocido y en la medida de lo posible compensado por el daño recibido. Y víctima es todo el que murió, fue herido, desplazado, violado, aterrorizado, perseguido o económicamente dañado debido al conflicto. No existen víctimas más destacadas que otras, y ni siquiera la acción del Estado se legitima si dañó a otros. En torno a la víctima comienza la paz verdadera, en el presente y hacia el pasado. Son las victimas y su efectiva redención personal y social el mejor calibrador del desarrollo de la paz y la extinción de todo efecto perverso de la guerra. Olvidarnos de las víctimas es un acto de tanta violencia como la acción que les convirtió en tal y prolonga la guerra, aunque no se escuchen los disparos.
Todo victimario, en la medida de las posibilidades reales, debe ser identificado, invitado a pedir perdón por el daño infligido y purgar la pena que el orden legal le impone. Juicios justos y razonables son demandados en búsqueda de la paz. Muchos conflictos fueron cerrados con impunidades que siguen gravitando sobre las sociedades que lo padecieron, es una continuación de la violencia en el tiempo. Lamentablemente quienes tienen más poder buscan en acuerdos de cese de la violencia la impunidad como mecanismo de negociación. El victimario arrepentido y penalizado por su ofensa es necesario para que la paz se siembre en la sociedad.
La paz no es el cese del conflicto, si no la construcción de un modelo social donde la solidaridad y el reconocimiento de la igualdad existencial no genere más víctimas y victimarios, pero esa paz no es posible construirla si no se reconoce adecuadamente a quienes padecieron la violencia y quienes la ejercieron contra sus semejantes. Es precisamente ese hecho de reconocimiento que invalida las acciones violentas anteriores y extirpa su posible repetición en el tiempo. Participando en ese proceso de reconocimiento la sociedad en su conjunto.
La paz por tanto es un hecho democrático, que va más allá de los grupos y actores, incluso que el Estado, en la violencia padecida. Organizado en grupos y expresándose de manera directa, toda la sociedad debe validar los procesos del cese de la violencia y marcar las pautas para la reconciliación. Si la violencia fue un hecho que afectó a la sociedad, su cese debe ser socialmente validado y únicamente de esa forma es posible poder construir la paz. Democracia y paz están indisolublemente ligados, ya que la verdadera democracia es la experiencia de la paz políticamente hablando. No es posible la paz si una auténtica democracia.
La violencia es expresión directa de la falta de democracia y el uso de la fuerza para imponer proyectos políticos o ideológicos sin el consentimiento de la sociedad en su conjunto. Procurar la paz es el reconocimiento que toda la sociedad es depositaria de la voluntad para encauzar propuestas determinadas en el orden político, social o económico, siempre reconociendo la dignidad de todo ser humano. El legado histórico que arrastramos en la mayoría de nuestras sociedades, donde la violencia de grupos o del Estado han impuesto su voluntad es el síntoma inequívoco de la ausencia de la democracia y la negación de que la sociedad es la única soberana. Por tanto la democracia es el camino de la paz, desde el cese de la violencia, pasando por el reconocimiento de las víctimas y victimarios, hasta la construcción de nuevas estructuras -así lo reconoce la Carta de la Paz- que impidan el uso de la violencia como mecanismo de control social.
La democracia no es únicamente un hecho político, es además una estructura económica que garantice la equidad para todos y un ordenamiento social que promueva la dignidad de toda persona, sin importar sus condiciones particulares. Desde la auténtica democracia se construye la paz como forma de vida plena para todos los habitantes de una sociedad. No existe felicidad personal, sin la realización de la democracia en el orden social.
Otro factor clave de la paz es la educación, de extensión universal, para forjar en cada individuo las capacidades que le permitan aportar a la sociedad y recibir el fruto de su trabajo, y además cultivar la tolerancia y sentido de sociabilidad ciudadana, lo que muchos autores llaman la “amistad ciudadana”. Es ese sentido amical hacia todos sus semejantes lo que forjará nuevas generaciones dispuestas a conservar y ampliar la democracia y participar activamente en la solución de los conflictos que puedan surgir. Educar para la productividad y para la ciudadanía son dos aspectos integrados en todo modelo educativo que realmente busque construir la paz en cualquier sociedad.
Una apuesta por el diálogo
Por último quisiera destacar un aspecto complementario a todo lo expuesto y es la capacitación para el diálogo, que está en la base del modelo educativo propuesto y que debe permear todo modelo democrático. Dialogar no es algo genético, es una competencia que se enseña y se socializa en el proceso vital de toda persona. Desde el hogar hasta el Estado, los procesos de diálogo deben ser los mecanismos que medien las relaciones entre todos los seres humanos. Un diálogo en que nos reconocemos iguales y con derecho a expresar nuestras ideas y propuestas, a la vez que somos capaces de escuchar y entender las ideas y propuestas de los otros. Diálogo que extirpa todo acto de violencia porque no se busca imponer, si no proponer, no se procura obligar, si no convencer. Diálogo con el otro -y sigo el derrotero de Levinas-  porque no hay posibilidad de fundar un nuevo orden que supere el orden de la guerra, si no es en relación a la alteridad. De igual manera que la guerra surge para aniquilar al otro en cuanto otro, la paz surge cuando nos abrimos al otro, en su radical alteridad y contrario a Caín, nos convertimos en cuidadores del otro, especialmente de aquellos más vulnerables en la sociedad.
David Álvarez. Decano de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) de Santo Domingo, en República Dominicana
David Álvarez. CartadelaPaz.org. 25/02/15

929. ¿Paz en el 2014?

Bogotá, Colombia. El desafío más grande de Colombia para el 2014 es continuar avanzando en la construcción de la paz, para lo cual se debe lograr la firma del acuerdo con la guerrilla que ponga fin al conflicto armado que ha asolado los campos y la ciudades colombianos desde hace más de 60 años.
Pero no hay que ilusionarse ni tener falsas expectativas. Si se firma ese acuerdo en La Habana y se logra que la guerrilla cambie los fusiles por los votos y la lucha armada por la contienda democrática como camino para cambiar la sociedad, se habrá dado un paso fundamental para acabar con la violencia; pero la paz no estallará al otro día, ni por arte de magia desaparecerán todas las causas que han alimentado el conflicto interno, ni se sanarán milagrosamente las heridas de tantos años de guerra.
Construir la paz es un proceso largo y complejo que requiere muchas acciones y políticas para lograr un manejo exitoso del post-conflicto. Dos de estas, muy interconectadas, son la búsqueda de la justicia y el desarme de los espíritus.
“Si vis pacem cole iustitiam”, decían los romanos. Si quieres la paz cultiva la justicia. Es la verdad y la reparación a las víctimas, es decir la justicia restaurativa que reconozca y compense las atrocidades de la guerra, pero también la justicia social, porque mientras subsistan las enormes desigualdades económicas que mantienen a millones de colombianos en la miseria no habrá garantías de una paz duradera.
La otra cara de la moneda de la restauración, como lo enseñó Mandela con su vida, es el perdón, es decir no solo dejar las armas sino desarmar los espíritus para romper la espiral del conflicto: actos violentos de venganza contra la violencia, que generan nuevos actos de revancha y así hasta que la regla del “ojo por ojo” nos deje a todos ciegos
Para fortuna del país tenemos muchos ejemplos de personas que han sido víctimas directas de las atrocidades de la guerrilla, pero que han tomado la decisión de perdonar y jugársela por la paz.
Un Alejandro Eder, cuyo abuelo fue uno de los primeros secuestrados y asesinados por la FARC y hoy dedica su vida a la reintegración a la sociedad de guerrilleros y paramilitares; un Juan Fernando Cristo, cuyo padre fue asesinado por el ELN y ha sido el gran impulsor de la reparación a las víctimas y el marco jurídico para la paz; un Aníbal Gaviria, hermano del gobernador de Antioquia asesinado por las FARC junto con Gilberto Echeverri quién dio hasta su vida luchando por la paz, y que sigue trabajando por la no violencia y la pacificación de su región.
Así como ellos, miles de víctimas exigen verdad y reparación, pero están dispuestas al borrón y cuenta nueva que permita, como en Sudáfrica, construir una patria en que todos puedan convivir. Pero también hay muchos que mantienen su dolor a flor de piel y quieren continuar la guerra hasta acabar con quienes lo causaron.
Mauricio Cabrera Galvis. Vanguardia.com. 29/12/13

914. Mandela o la política del perdón

Barcelona, España. La muerte de Nelson Mandela nos ha dejado un poco más huérfanos. El último referente moral de carácter global ha desaparecido del escenario, pero su recuerdo permanece vivo entre nosotros y es y será una fuente de inspiración para las nuevas generaciones.
Al salir de la cárcel el día 11 de febrero de 1991, después de permanecer allí encerrado casi treinta años, por causas políticas, Nelson Mandela repitió las mismas palabras que había pronunciado en el juicio de 1964: “He luchado contra la dominación blanca y he luchado contra la dominación negra. He anhelado el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todas las personas vivan juntas y en armonía y con las mismas oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir. Y es un ideal por el cual estoy preparado a morir.
Todas las organizaciones de la sociedad civil que, de una manera u otra, tratamos de edificar un mundo en paz tenemos a Nelson Mandela como un referente, como un ejemplo nítido de coherencia y de fidelidad, de apuesta por la igualdad y la libertad, pilar esenciales de una sociedad democrática. En su discurso no hay ni una gota de resentimiento contra los que allí lo habían cerrado injustamente. En su propuesta para cambiar el modelo social, político y económico de su país, no hay ninguna alusión a la violencia. Buscar la unidad de criterio, la complicidad de todos los sectores, la lucha común para hacer un futuro mejor. Mandela tenía motivos para encender el odio y el rencor y generar, de esta manera, una confrontación política y civil, pero pensando en el bien del país y en las generaciones futuras, buscó el camino de la paz y de la reconciliación, sin derramar sangre inútilmente.
Su liderazgo político tiene unas bases espirituales que trascienden el cálculo estratégico y la preocupación por la imagen. Parte de una fraternidad común entre todos los hombres y mujeres, ve más lo que nos une que lo que nos diferencia, capta que la construcción de un país no puede depender de una única sensibilidad. Dice en el citado discurso: “Ahora, y como siempre ha sido, la necesidad de unir a la gente de nuestro país es una tarea importante. Ningún líder puede asumir por sí solo esta enorme tarea”.
Esta comprensión de unidad es esencial en la defensa de la libertad, la igualdad y la democracia madura. Mandela conoce, por propia experiencia, como la sacralización de las diferencias raciales es causa de discordia y conflicto y como es necesario buscar aquellos puntos de unión como base para fundamentar la convivencia. La Comisión para la verdad y la reconciliación que tuvo lugar en su país estaba basada en que los resentimientos del pasado no pueden ser obstáculo para el futuro. Hay que hacer memoria del pasado, es necesario que los verdugos lamenten públicamente el daño que han causado y, en la medida de sus posibilidades, es necesario resarcir a la víctimas. Sólo así se curan las heridas y se puede edificar un mundo mejor. Necesitamos líderes mundiales con la altura espiritual de Mandela, con su capacidad de sacrificio y de fidelidad a unos ideales.
Francesc Torralba. Director de los Institutos de la Paz de la Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU
Francesc Torralba. Carta de la Paz.org. 14/12/2013  
http://www.cartadelapaz.org/portal/mandela-o-la-politica-del-perdon/

643. El Perdón: un regalo


Monterrey, Nuevo León. Cuenta Borges en "La Leyenda" el momento en que se encontraron Caín y Abel después del crimen. Se reconocieron a lo lejos, hicieron fuego y cenaron. Caín se dio cuenta de la marca que la piedra había dejado en la frente de Abel y le pidió perdón. Abel le responde: "¿Tú me has matado o te maté yo? Aquí estamos juntos como antes".
Si olvidar es requisito del perdón, el Abel de Borges perdonó a su hermano y con ello no sólo renovó la relación fraterna, sino que transformó su persona al no elegir la ley del talión, esa que exige ojo por ojo.
¿Es posible que el perdón repare un amor o una amistad?
Estamos expuestos a las ofensas. Las diferencias, los conflictos y sus soluciones son parte de la vida. ¡Cuántas noches de insomnio repasando pleitos! Bien dice Freud que el amor nos hace vulnerables. Vulnerables hasta el punto de infligirnos un autocastigo cuando peleamos.
Se dice que el resentimiento es un veneno que tomamos esperando que dañe al otro. Y sabiéndolo, nos empeñamos en pasar por el corazón una y otra vez la ofensa haciendo la herida más profunda. No es dignidad, es soberbia lo que nos impide enfrentar los conflictos con la humildad necesaria para resolverlos. Para perdonar, hay que querer hacerlo.
El perdón requiere esfuerzo y mucho amor. ¿No es perdonar el mejor de los regalos para celebrar la amistad? Voltea la mirada hacia la perspectiva de tu ofensor, ¿cuál es la versión del lobo en el cuento? La falta debe ser reparada, no vengada. Abel acepta la responsabilidad del conflicto, no recuerda quién mató a quién... cualquiera pudo haberlo hecho.
Muchos sostienen que perdonar es divino, y anulan sus posibilidades diciendo: "¡Que Dios lo perdone! Porque yo no puedo". Y es cierto, perdonar es divino, mas no porque sea una capacidad exclusiva de Dios, sino porque nos asemeja más a Él.
El perdón es un proceso de sanación, un cambio, una transfiguración. "Es un continuo pasar de la muerte a la vida", propone Roger de Taizé, ganador del premio UNESCO de Educación por la Paz.
Mientras dura el resentimiento no hay paz. El que te ofende espera agresión porque no conoce el poder incalculable del perdón. Sorpréndelo con ese regalo. Celebra el amor con la alegría de un corazón transformado por el perdón.
Lucy Garza de Llaguno. Licenciada en Lengua Inglesa con Postgrado en Ciencias de la Familia.
Lucy Garza de Llaguno. El Norte.com. 12/02/13

567. “La Paz requiere amnistía”: Vincenç Fisas

El catalán Vincenç Fisas analiza el proceso que adelantan el Gobierno y las Farc. Mucha verdad, perdón y reparación son las claves.
Barcelona, España. Vincenç Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz de Barcelona, quien asesoró diplomáticamente diferentes procesos de paz en el mundo y en Colombia ha realizado gestiones y redactado documentos que han sido llevados a las partes del conflicto armado de manera confidencial, dice que la amnistía —ahora que las Farc buscan allanar ese camino— es el rumbo final de todos los procesos de paz. En entrevista, Fisas da puntadas de lo que viene en esta negociación, que tuvo un corto receso y se retoma el 5 de diciembre en La Habana.
¿Cuál cree que debe ser el lugar de las víctimas en el proceso?
Las víctimas son parte esencial, pero en ningún proceso de paz forman parte de la mesa de negociaciones. Cuando llegue el momento, las Farc tendrán que pedir perdón por sus crímenes. La discusión será complicada. Sin duda se planteará si el Gobierno procede a una amnistía general, un tema polémico. La guerrilla no deja las armas para ir a prisión. En todos los procesos de paz, cuando se termina un acuerdo, los actores armados quedan amnistiados; no creo que Colombia sea una excepción. Pero eso implica una contrapartida: mucha verdad, perdón y, en lo posible, reparación a las víctimas.
¿Cree que la sociedad civil aceptará la amnistía?
La sociedad civil podrá entenderlo si el Gobierno hace pedagogía: vamos a pagar este precio por poner punto final a la historia de violencia. Habrá sectores, inclusive defensores de derechos humanos, que lucharán por evitarlo, pero todos los procesos de paz en el mundo, en el pasado y en el presente, terminan así. Ha habido conflictos con muchos más muertos que en Colombia, muchas más violaciones de derechos humanos y, sin embargo, se pone punto final, hay amnistía y los grupos armados participan en la vida política del país.
¿Incluiría también a los militares que están presos por delitos en el marco del conflicto armado?
Esta situación no se ha planteado en el actual proceso, pero una amnistía los incluiría también.
¿Cómo abordar este proceso desde la sociedad civil, los medios de comunicación, los sectores sociales?
Hay que ser realistas con los aportes a la mesa técnica, no pedir lo imposible al proceso. A las Farc y al Gobierno les pediría que fueran sensibles y tengan en cuenta las iniciativas que surjan de la sociedad civil. Si logramos que sea un proceso muy participativo, será más fácil abordar los temas difíciles de la agenda.
¿Un año es suficiente para un proceso de paz?
Si se lleva un buen ritmo de encuentros, es un tiempo razonable para llegar a acuerdos y discutir los tiempos de la agenda.
¿Cómo se vislumbra la participación política de las Farc, si se llega a un acuerdo?
El Estado está obligado a dar garantías necesarias y suficientes para que las Farc puedan diseñar un escenario de participación política a corto plazo, una vez se haya completado la negociación, a través de un partido político nuevo o como lo decidan las Farc.
¿La participación del general Jorge Enrique Mora Rangel en la mesa negociadora es una garantía de seguridad?
La cuestión va más allá de su presencia en la mesa. Consiste en una política integral que no es solamente dar escoltas a las personas, se necesita también enviar mensajes a la sociedad sobre lo positivo que es tener a las Farc participando en política. En este proceso, los medios de comunicación tendrán un papel importante como valedores de esa conveniencia.
A estas alturas del proceso, ¿pueden participar otros grupos armados?
Aún sería un buen momento para hacer mesas paralelas con otras agrupaciones armadas, pero cada una en su sitio. Es imposible la vinculación al mismo proceso abierto con las Farc.
¿Proceso sin cese al fuego bilateral?
Yo hubiera preferido un alto al fuego bilateral al principio de la negociación: se ahorran víctimas y se evita la desconfianza. Pero el Gobierno no acepta esta posibilidad, se siente mucho más fuerte militarmente, prefiere mantener los combates y la persecución de las Farc mientras adelanta las negociaciones. Quiere debilitarlas aún más.
¿Hay un clima contrario al alto al fuego, ya sea por gasto militar o por grupos de presión?
El día que finalmente salga en los periódicos: “Las Farc dejan las armas y se desmovilizan”, será mágico, histórico, permitirá que el país sea muy generoso con las Farc. No estamos en ese momento, ese titular todavía no existe. Pero será en un ambiente diferente al que hay ahora. Uno de los resultados de un acuerdo de paz sería la retirada del Ejército en muchas regiones del país, el cierre de instalaciones militares que ya no serían necesarias...
Comparado con otros procesos de paz, ¿es optimista respecto al colombiano?
Hace poco tiempo se ha llegado a un acuerdo entre Sudán y Sudán del Sur, un conflicto que provocó un millón y medio de muertes y muchas barbaridades: asedio a ciudades, gente muriéndose de hambre, tres millones de personas desplazadas... Sin embargo, son capaces de firmar la paz y el líder de la guerrilla pasa a ser vicepresidente del país. En el mundo se han hecho cosas tan increíbles que me permiten suponer que en Colombia no tiene que ser diferente.
Luz M. Estupiñán Cardona. El Espectador.com. 02/12/2012

473. El mundo de la cultura llama a la Negociación con ETA

Madrid, España. El portavoz del movimiento 15M Jon Aguirre Such, el ex ministro de Educación con la UCD y ex director de la Unesco Federico Mayor Zaragoza y actores como Willy Toledo o Pilar Bardém se encuentran entre una serie de personalidades y plataformas que han solicitado al Gobierno que entable una negociación con ETA.
Esta petición ha sido trasladada al Ejecutivo a través de un manifiesto presentado este jueves en el Ateneo de Madrid. En concreto, se insta a un "diálogo ETA-Gobierno español para un cierre ordenado de ETA como organización armada, incluido un acuerdo de desarme verificable". "Y finalmente la puesta en marcha de un diálogo político sin exclusiones", es decir una mesa de partidos con la presencia de Batasuna.
El documento presentado también pide "el traslado de todos los presos y presas vascas a las prisiones más cercanas a su lugar de residencia, cesando así esta injusta pena sufrida, sobre todo por sus familiares" además de la excarcelación de los presos que han cumplido las 3/4 partes de su condena o se encuentren enfermos graves.
Al ser preguntados por la exigencia de que los presos de ETA pidan perdón por sus atentados, una de las promotoras de la iniciativa, la profesora de la Universidad Carlos III de Madrid Carmen Lamarta ha opinado que esa es "una postura meramente moral que no puede condicionar el obtener una situación de normalidad" y ha añadido que "el perdón en el sentido más jurídico de asumir responsabilidad es evidente que se está haciendo por todos los presos".
Tampoco creen una condición indispensable previa el anuncio de disolución definitiva de ETA, sino que consideran que este proceso debe darse en el marco de esa negociación con el Gobierno de Mariano Rajoy.
Los firmantes de este documento se basan en la declaración firmada el pasado 17 de octubre en San Sebastián por líderes internacionales en la que se pedía a ETA un cese de la violencia y a los gobiernos de España y Francia que respondiesen iniciando un diálogo con la banda.
"Por un lado se ha cumplido todo lo que se pedía en esa Conferencia, pero por otro no se ha movido ficha yo le diría a Rajoy, que le gusta tanto hablar de hacer los deberes, que hiciera sus deberes porque la otra parte ya ha dado los pasos", ha dicho otra de las promotoras, la escritora Cristina Maristany.
Además de los ya citados, este manifiesto está secundado por escritores como José Luis Sampedro o Belén Gopegui, periodistas o abogados como Erlantz Ibarrondo, letrado de la familia de Carlos Palomino, el joven antisistema asesinado por un ultra de extrema derecha.
También lo firman varios profesores de la Universidad Complutense de Madrid, de la Universidad Autónoma de Madrid y de la UNED. En cuanto a políticos se encuentran integrantes de IU como el miembro de su Ejecutiva Federal Enrique de Santiago, Red Roja, Iniciativa Comunista, Izquierda Castellana o Izquierda Anticapitalista. Entre los actores también están Alberto San Juan, Unax Ugalde o Antonio de la Torre.
Colectivos de víctimas
Seis meses después de que ETA anunciara el cese de su actividad armada, los colectivos de víctimas del terrorismo se mantienen escépticos ante el final de la banda y exigen al Gobierno más firmeza, y no "triquiñuelas" ni diálogo, para conseguir su derrota definitiva.
Para la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, desde que ETA hiciera pública su decisión de poner fin de la violencia el pasado 20 de octubre, ha transcurrido medio año "de muchas palabras, de muchos cargos y de pocos hechos".
"Es solo una treta electoral", ha dicho Pedraza, para precisar a continuación que el único objetivo de la declaración de ETA era conseguir que Amaiur y Bildu accedieran a las instituciones.
Según Pedraza, el Gobierno debe ser "más firme y contundente", ya que considera que "hay mucho lastre acumulado que hay que desenredar, porque no caben más diálogos ni triquiñuelas", cuando la solución es "mucho más sencilla".
Solución que no es otra, en opinión de la presidenta de la AVT, que la derrota de ETA, que pasa por que los terroristas entreguen las armas, muestren su arrepentimiento, cumplan sus condenas y colaboren con la Justicia.
Por su parte, el presidente de la asociación Dignidad y Justicia, Daniel Portero, cree que la credibilidad que se ha dado al anuncio de ETA ha sido "lo más sorprendente", lo que, en su opinión, se reflejó en la actitud del Gobierno vasco, que "desde un primer minuto recibió la noticia pensando que había acabado el terrorismo".
En declaraciones a Efe, Portero ha expresado su "miedo" a que esa "inercia" del cese de la violencia declarado por ETA se intente trasladar a la sociedad como una "disolución encubierta", y ha hecho hincapié en que las víctimas son "escépticas" porque eso no se ha producido.
Desde Voces contra el Terrorismo, Francisco José Alcaraz también cree que el anuncio de ETA no es más que un "cese estratégico" que la propia banda terrorista ha condicionado al "chantaje" de obtener sus objetivos políticos.
Levante.com. 20/04/12

470. La necesidad de perdonar

Opinión Invitada
La necesidad de perdonar
Fernando H Ferrara
El perdón es perdonarte tu, a ti mismo primero, perdonarte todo lo que te han hecho los demás, lo que no pudiste hacer para evitar que te hicieran daño, es el entender que tus buenos principios no se van a modificar por que te han ofendido y te han hecho sufrir mucho.
¿Qué acaso no hemos hecho muchas cosas tu o yo que directamente o indirectamente han provocado mucho dolor en otros?, ¿Qué acaso tú o yo estamos en posición de tirar la primera piedra y sentirnos dueños de la justicia?. ¿Qué acaso no es imperfecta nuestra justicia humana y para los que creemos en Dios, debemos de dejar esta justicia en sus manos?.
El perdón también es descargar el peso del odio, ira y venganza que cargamos y vivir ligeros de equipaje, llenos de vida y bieneidad y no de muerte y de sufrimiento. La venganza no la justifica ni la ley, pues es de perdedores Proverbio Chino “Si quieres venganza cava dos tumbas”; El vengarnos jamás nos hará sentir bien del todo y con el tiempo nos sentiremos llenos de una amargura que crece mas dentro de nuestra conciencia, pues aun después de la venganza jamás estaremos satisfechos. Entendamos, la venganza es de perdedores y el perdón de ganadores, la venganza guarda y carga negativismo, el perdón  suelta, descarga el negativismo y nos libera. El deseo de venganza es una atadura.
En la historia de la humanidad siempre ha habido gente rechazada y excluida de la sociedad; recordemos en tiempos de Cristo los ladrones y los leprosos eran lanzados fuera de la sociedad y sin embargo él iba a buscarlos, los sanaba y los perdonaba, mas aun él murió rodeado de dos de ellos  y como hombre los pudo perdonar. En tiempos de Gandhi los criminales y los descastados o Parias eran rechazados por la sociedad India y sin embargo él se acercó a ellos y los hizo sentir dignos y los incluyo en la sociedad de nuevo.
Hoy nuestra sociedad tiene excluidos a los criminales, pandilleros, drogadictos, prisioneros y los que ya han pagado su culpa en prisión (Hoy ellos están fichados de por vida). Creemos que por justicia ellos todos deben de seguir sufriendo y lo único que logramos es que se aparten más y se vuelvan más hostiles, nuestro desprecio los une más a ser enemigos sociales, en vez de unirlos más a nosotros los soberbios que creemos en el amor. Por nuestro amor y compasión debemos de abrir nuestro corazón a estos hermanos y hermanas que quieran regresar a nuestra justa sociedad. Ya no hay que apuntar ni señalar con el dedo, hay que abrir los brazos y ver como el herman@ regresa. También hay que decirlo,  habrá quien no quiera regresar ni quiera cambiar su instinto de Muerte por el de vida, pero nuestro deber solo será cumplido cuando en todo tiempo les demos la alternativa de regresar a la sociedad, pero solo si ellos quieren. No hay que olvidar el pasado, sino construir un mejor presente.
Yo no puedo entender a los que ya han sufrido mucho y quieren venganza pues yo no he sufrido como ellos para entenderlos, los que quieren la justicia como castigo o mas allá desean un  mas grande sufrimiento que lo que ellos sintieron para quien les causaron tanto dolor, pero si sé que si no perdonamos al que quiera regresar no vamos a encontrar la Paz. Si la justicia es que cada quien tenga lo que necesite, hoy estos hermanos necesitan que les demos la opción de ser perdonados y cambiar sus vidas. Veamos como los animales enjaulados actúan en defensa propia con tanta bravura, pero si les damos salida la toman y bajan su agresividad, el ser humano acorralado actúa de la misma manera es solo la naturaleza animal instintiva que se aferra a la vida.
La justicia social no se construye con leyes mas severas, esto ya ha sido demostrado, pues cronológicamente queremos la moral antes de las leyes y no con las leyes construir una moral, nunca hemos podido ver que la conducta por la ley se modifique. En Texas USA un estado con exageradas sentencias o penas de muerte no ha cambiado mucho su criminalidad, son otras causas las que hacen que baje o crezca. Es una sociedad moral la que hay que construir y no leyes más punitivas.
Esto no es cuestión de una religión en particular, ni de un Dios justiciero, sino del amor que profesan todas las religiones y el Dios o los Dioses del amor y compasión que queremos entre nosotros.
“El perdón no es cuestión de fe, sino es el que perdonemos nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden”.
Si queremos Paz y nos queremos Liberar, un solo camino “El Perdón”
Fernando Ferrara. Director de la Fundación Adelaida Lafón. Miembro de Mesa de Paz.

337. Hacia la Cultura del Perdón

México, Distrito Federal. Eduardo Garza, escritor y profundo humanista, esperaba la asistencia de 150 personas cuando organizó la conferencia “Hacia una cultura política de perdón y reconciliación”, del colombiano Leonel Narváez, que tuvo lugar ayer en la Ciudad de México. Llegaron 500. Y es que este sociólogo y sacerdote misionero, cuyo papel ha sido determinante en el proceso de pacificación de su país como facilitador de las negociaciones entre el gobierno y las FARC, se atreve a proponer: “Contra la irracionalidad de la violencia, la irracionalidad del perdón”.
Como presidente de la Fundación para la Reconciliación, Narváez ofrece una alternativa no violenta de resolución de conflictos. Quitarle el monopolio “del perdón” al confesionario para transformarlo en herramienta social, política y espiritual es uno de los caminos indispensables de la pacificación duradera. Y sus Escuelas de Perdón y Reconciliación han capacitado a profesores de 450 escuelas colombianas y a 82 mil personas a lo largo de Latinoamérica.
Su compromiso es desarrollar una “agenda de las Américas para la reconciliación”, por lo que “iremos al barrio, a las instituciones educativas, a las organizaciones empresariales, a los grupos religiosos, a las comunidades étnicas, a la nación, a la cárcel… a todos los lugares en donde restaurar heridas y promover la reconciliación sea posible”.
La de Narváez, con posgrados en Cambridge, es una propuesta desarrollada con un grupo multidisciplinario en Harvard: “Sin perdón y reconciliación no hay paz, colectivo que no perdona se queda atrapado en el pasado”.
“Hoy asistimos a una mundialización de la rabia. La rabia que produce la inequidad social, la rabia de lo más pobres del planeta. En países como México, donde la desigualdad es escandalosa, el narcotráfico aprovecha la rabia de los pobres para hacerlos adictos, armarlos y crear grupos delincuentes”. Los grandes capos no matan, mandan a los otros a matar. Y lo más pavoroso, advierte, es la generación de una narcomentalidad: “Tener rápido, mucho y como sea”. Vencer esa mentalidad no es fácil, es un tema de educación y cultura cuyo proceso puede llevar de diez a 15 años.
Viene de Monterrey, en donde hace cinco años advirtió síntomas de lo que sucede hoy. Ahora que vio a la gente encerrada en sus casas les dijo: “El miedo es el peor consejero. Tenemos que salir a las calles y posesionarnos del espacio público. En segundo lugar: influyamos políticamente para que la policía, el Congreso y los jueces no sigan corrompiéndose”.
En Colombia, cuenta, hay en la cárcel 120 congresistas que estaban involucrados en el narcotráfico y en el paramilitarismo. Y sugiere: para los grandes capos, justicia implacable. Para los pequeños, beneficios jurídicos a cambio de que confiesen y entreguen las armas. La cárcel no es un éxito sino un fracaso y encerrar corruptos es sólo una parte de la solución. El gobierno y las empresas deben ir mucho más allá con obras significativas en las colonias pobres de las ciudades, obras que den trabajo a la gente.
El nivel de criminalidad de México, dice, es menor al de otros países de Latinoamérica, “pero es más estridente, más macabro, y llega a niveles de crueldad que ni en Colombia se han visto”. Por eso es fundamental la educación para la no venganza. En el proceso de perdón y reconciliación propone dar prioridad a la víctimas sobre los victimarios. Y es que las estadísticas muestran que buena parte de los victimarios fueron antes víctimas que no lograron elaborar sus rabias y odios.
“El perdón es un aseo cotidiano del corazón, una herramienta de altísima tecnología de comunicación y de refinamiento político. El que perdona se posesiona políticamente y puede decir que trascendió a su papel de víctima, que salió victorioso.”
Una Procuraduría de Atención a las Víctimas del Delito, como la recién creada por la Presidencia de México, corre dos riesgos a su manera de ver: el de que las víctimas se queden víctimas y se aprovechen del Estado indefinidamente. Y el de la revictimización, ante la posibilidad de que, a la larga, no se haga nada.
No hay perdón y reconciliación sin justicia y verdad, asegura Narváez con toda su experiencia a cuestas, incluyendo diez años en África.
En Colombia se ejercen cinco normas para la reconciliación política: saber la verdad (quién mató, por qué y dónde quedaron los restos de las víctimas); justicia, reparación y pacto de que nunca volverá a suceder. Cita a Hannah Arendt: “El perdón es liberarse de la irreversibilidad del pasado. Se hacen acuerdos para cancelar la impredictibilidad del futuro”.
La gran violencia es la suma de las pequeñas violencias de nuestras casas, escuelas, fábricas y calles. Narváez hace hincapié en el desarme del lenguaje y la necesidad de la palabra dulce, asertiva, que no cultiva el odio ni el resentimiento, que construye y asciende a la persona. Una mala educación también genera violencia o impide que se supere la memoria de una experiencia dolorosa. En el ejercicio del perdón, las personas con rabia cambian su narrativa y hasta su lenguaje corporal.
“Las aulas están llenas de posibles criminales y zetas en potencia a quienes urge la palabra dulce y el abrazo. Enseñemos matemáticas para aprender a perdonar y geografía para generar compasión”.
En Colombia la política de perdón y reconciliación ya dio resultados significativos. En México, “lo buenísimo de lo malísimo”, celebra Narváez, es la cantidad de iniciativas de paz que se están generando. Porque “la paz es mucho más que el silencio de los fusiles. La paz es sanar el corazón”.
Para el futuro de la humanidad, este sociólogo anuncia, con toda la seriedad posible: “la etapa de lo femenino”. Hoy en día, 80 por ciento de los científicos se dedican a crear armas y el mundo en manos de los “machos” ha generado guerras desde tiempos inmemoriales. Es hora, dice, de potenciar los valores femeninos que todos tenemos para iniciar una nueva etapa de justicia restaurativa. Una era de bondad y paz duradera.
Adriana Malvido. Cambio y fuera. 14/9/2011. adriana.neneka@gmail.com

"Imposible alcanzar la paz sin un verdadero arrepentimiento de los daños causados"

San Sebastián, España. El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha considerado que es "muy difícil, por no decir prácticamente imposible", alcanzar la "deseada" paz sin un "verdadero arrepentimiento por la violencia y los daños causados" ya que ésta "no tendría unas bases firmes si estuviese fundada en meros cálculos estratégicos de efectividad".
En ese sentido, ha señalado que "todos sin excepción" deben hacer su contribución a la paz. Asimismo, ha remarcado que las víctimas del terrorismo "no deberían ser percibidas jamás como una presencia embarazosa en un proceso de pacificación" sino que, al contrario, "su necesaria participación está llamada a ser una garantía de la verdadera paz".
Munilla ha presidido en la Basílica donostiarra de Santa María la Eucaristía del Día de San Sebastián, patrono de la ciudad, donde ha hecho referencia al último comunicado de ETA, en el que la organización armada declaraba un alto el fuego general, verificable y permanente.
En ese sentido, ha señalado que la sociedad vasca "ha experimentado unos sentimientos ambivalentes ante ese anuncio: la alegría y la esperanza por el alto de la violencia, pero también la decepción por la oportunidad perdida, cuando muchos esperaban la desaparición definitiva del terrorismo".
A su juicio, todos "sin excepción" tienen que hacer su contribución a la paz, tanto la clase política, las fuerzas de seguridad, el sistema judicial y penitenciario, los medios de comunicación, la Iglesia y todos los ciudadanos. "El mayor aporte que podemos hacer cada uno de nosotros a la causa de la paz, es vivir con intensidad y fidelidad, al servicio de la sociedad, la vocación que Dios nos ha dado a cada uno", ha considerado.
De este modo, ha apuntado que los políticos deberán aportar "en la búsqueda del bien común", los magistrados "discerniendo con independencia y conforme a criterios de justicia y equidad", los cuerpos y fuerzas de seguridad, "luchando honesta y eficazmente contra el crimen", el régimen penitenciario, "caminando hacia una justicia restaurativa" y los medios de comunicación, "informando con objetividad y espíritu constructivo".
Contribución de la Iglesia
El prelado donostiarra ha considerado que la mayor contribución de la Iglesia a la paz es "la llamada a la conversión, que incluye el arrepentimiento y la petición de perdón" y ha subrayado que "es muy difícil, por no decir prácticamente imposible, alcanzar la deseada paz, sin un verdadero arrepentimiento por la violencia y los daños causados" porque "la paz no tendría unas bases firmes si estuviese fundada en meros cálculos estratégicos de efectividad".
"No podemos aceptar el pensamiento de quienes afirman que la violencia tuvo su razón de ser en otro contexto, pero que en el momento presente ha dejado de tenerlo. Quienes así sienten y piensan, no sólo corrompen el mismo concepto de la paz, sino que la fundan sobre bases inestables", ha insistido.
Munilla ha afirmado que si la violencia no tiene razón de ser hoy, "es que no la ha tenido nunca", al tiempo que ha manifestado que es "necesario empezar por purificar todas las imágenes idealizadas o románticas elaboradas en la historia de la humanidad en torno a episodios violentos".
En su opinión, la violencia "nada tiene que ver con la valentía y el arrojo, sino con la cobardía y el recelo". "En el fondo, tenemos que llegar a entender que la violencia es el miedo a las ideas de los demás, combinado con la poca fe en las propias", ha añadido.
El obispo donostiarra ha afirmado que para entender la "gravedad" de la violencia "es básico tener la capacidad de ponernos en el lugar de quienes la padecen". Además, ha dicho ser consciente de que "algunos juzgarán que esta aportación que hace la Iglesia, es equiparable, en términos populares, a un empezar la casa por el tejado". Sin embargo, ha insistido en que "el arrepentimiento, lejos de ser un sobreañadido en el tejado, forma parte de los cimientos de la paz".
Víctimas
"Mientras no cambiemos nuestra prontitud para ver la paja en el ojo ajeno y seamos incapaces de ver la viga en el nuestro, los esfuerzos para construir la paz, no serán otra cosa que un falso equilibrio estratégico de egoísmos", ha aseverado, al tiempo que ha remarcado que no se puede pedir "generosidad" a las víctimas "sin mostrarles previamente un arrepentimiento sincero y coherente, acompañado de una petición humilde de perdón".
En esa línea, ha asegurado que el perdón de las víctimas a sus agresores "sólo es posible desde la misericordia del Corazón de Cristo, que nos dio el mandamiento del amor al prójimo, el cual incluye también el amor a nuestros enemigos".
El obispo de San Sebastián ha manifestado que ser consciente de que la sociedad actual "compagina sus raíces religiosas con una fuerte secularización" aunque, no obstante, se ha mostrado convencido "sinceramente" de que "las bases en las que el Evangelio funda la paz, son válidas y necesarias para el conjunto de la sociedad, más allá incluso de nuestro credo religioso".
Munilla ha concluido su homilía con la figura de San Sebastián, "quien a pesar de ser un profesional de las armas, prefirió morir que matar, prefirió la fe en Dios a la gloria de los hombres", al que ha propuesto como "modelo y referencia moral" para los niños para ayudarles a "encaminarse por sendas de paz y de justicia".
Para el prelado, "la espiritualidad martirial es inseparable de la esperanza". "De hecho, aunque todos soñamos con la construcción de un mundo más justo, sin embargo, solamente seremos capaces de transformar el mundo, en la medida en que no nos dejemos arrastrar por él", ha concluido.
Europa Press. es. 25/1/2011

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